Que hacer con las ratas?


Después la Segunda Guerra Mundial, un joven
piloto decidió hacer una peligrosa y larga travesía,
utilizando un pequeño avión monomotor.

El reto era grande y requería de mucha energía
y concentración.

Avanzado en su viaje, sus instrumentos comenzaron
a comportarse en forma extraña y, al investigar, se
dio cuenta que llevaba una rata en el avión, que estaba
royendo los cables.

Esto causaba que los instrumentos dieran lecturas
incorrectas, lo cual probablemente tendría como
consecuencia que el piloto tomara decisiones equivocadas,
que, en su posición, serían fatales.

En ese instante recordó algo que le había enseñado
su instructor:

– Cuando encuentres ratas en tu vuelo, en vez de gastar
tu energía y ponerte en peligro peleando con ellas,
¡elévate! Elévate lo que más que puedas, las ratas no
resisten la altura.

Algunas veces tenemos pensamientos y
emociones que son como esas ratas.

Las ratas en la muchas ocasiones sólo son los fantasmas
creados por nuestros miedos.

Sólo toma distancia del suelo.

Tu pasión es la gasolina de tus sueños, úsala para mirar
hacia lo que quieres y no te distraigas mirando hacia lo
que no quieres.

Recuerda que puedes dirigir tus controles hacia un
universo entero de posibilidades.

En vez de estar ocupado y preocupado con una rata,
siéntete orgulloso de no dejarte sacar de tu rumbo.

Piensa que cuando llegues, no querrás recordar que te
gastaste la mitad de tu viaje demostrándole a las ratas
quién era el piloto.

Recordarás, una vez más, como supiste dejar atrás
los obstáculos.

Vuela alto, tan alto como tus sueños, y cuando sientas
los vientos y los peligros, no mires para abajo, siempre
mira hacia arriba, porque ese es el sitio al que perteneces.

@Carlos Davis.

elevar el vuelo
elevar el vuelo

10 metodos para resolver un conflicto.


Éstas son algunas estrategias que aprendí de
David Schwartze,, divulgadas en su libro «La magia
pensar en grande».

Al igual que en mi caso, el empleo apropiado
de estas técnicas te ayudará a mejorar la calidad
de tus relaciones y, por lo tanto, la calidad de
tu vida.

1. Mantente fresco cuando otros estén furiosos
y pierdan la cabeza. Tú tienes el control sobre
tus emociones, no lo pierdas. No se trata de no
demostrar tu molestia, sino de hacerlo
mesuradamente, sin después arrepentirte de una
acción cometida en un momento de descontrol.

2. Recuerda que cada discusión tiene al menos
tres puntos de vista: el tuyo, el del otro y los
de terceros, los cuales probablemente están más
cerca de la objetividad. Siendo más versátil y
viendo las cosas desde la perspectiva de los demás
enriquecerás tu propio punto de vista.

3. Espera a calmarte antes de hablar. Ten en cuenta
que la relación es más importante que la discusión.
Dále más relevancia a las personas que a las
opiniones.

4. Trata a toda persona con la cual tengas
contacto como si fuera un pariente rico, de quien
esperas ser incluido en su testamento. Nunca te
arrepientas de tratar muy bien a la gente. Es el
mejor negocio en todos los sentidos.

5. Busca el lado positivo y agradable, aun de las
situaciones más complicadas y dolorosas. Es una
disciplina que te ayudará a pasar más fácilmente
los momentos difíciles, y a convertir los problemas
en oportunidades.

6. Establece el hábito de hacer preguntas y, sobre
todo, de escuchar las respuestas.  Pregunta antes
de reaccionar. Algunas veces disparamos y después
preguntamos. También preguntamos, pero escuchamos
para contestar, y no para tratar de entender.

7. No hagas o digas nada que pueda herir o
hacerle daño a otra persona. Aférrate al proverbio
que dice que todo lo que uno haga, se devolverá.
La gente no recuerda tanto lo que tú dices o haces,
sino la intención con la que lo haces.

8. Sé consciente de la diferencia entre análisis
amigable y crítica destructiva. Observa si el
propósito de tus palabras es ayudar, desahogarte
o hacer daño.

9. Ten presente que si toleras a los demás, ellos
también serán pacientes contigo en los aspectos no
muy gratos de tu personalidad.

10. El verdadero líder sabe reconocer sus errores
y aceptar responsabilidad. No olvides que un
conflicto bien manejado fortalece la relación,
y te ayuda a aprender de las diferencias.

El pensamiento positivo es una disciplina
que, ejercitada con constancia, te dará el poder de
cambiar tu entorno y, por consiguiente, tu vida.

10 metodos
10 metodos

Carlos Davis.

Oracion de Gandhi


Señor….

…Ayúdame a decir la verdad
delante de los fuertes y a no decir
mentiras para ganarme el aplauso
de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la
humildad.
Si me das humildad, no me quites
la dignidad.

Ayúdame siempre a ver la otra
cara de la medalla,
no me dejes inculpar de traición
a los demás por no pensar
igual que yo.

Enséñame a querer a la gente
como a mí mismo y a no juzgarme
como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo
si triunfo, ni en la
desesperación si fracaso.

Más bien recuérdame que el
fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar
es un signo de grandeza y que la venganza
es una señal de bajeza.

Si me quitas el éxito, déjame
fuerzas para aprender
del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente,
dame valor para disculparme
y si la gente me ofende,
dame valor para perdonar.

¡Señor…si yo me olvido de tí,
nunca te olvides de mí!

Mahatma Gandhi

A veces nos pagan con misma moneda


Cuando Juan recibió su sueldo, en dinero efectivo,
como siempre lo hacía el primer día de cada mes, contó
cuidadosamente los billetes, uno a uno, agudizando sus
ojos y untando el dedo con saliva para despegar con
fuerza los billetes.

Se sorprendió al percatarse que le habían dado 100
dólares más de lo que correspondía. Miró al contador
de reojo para asegurarse que no lo había notado,
rápidamente firmó el recibo, se guardó el dinero dentro
del bolsillo y salió del sitio con la mayor rapidez y
discreción posibles, aguantándose, con esfuerzo, las
ganas de saltar de la dicha.

Todo quedó así.

El primer día del mes siguiente hizo la fila y
extendió la mano para recibir el pago.

La rutina se repitió y al contar los billetes,
notó que faltaban 100 dólares.

Alzó la cabeza y clavó su mirada y muy serio le
dijo al cajero:

– Señor, disculpe, faltan 100 dólares.

El cajero respondió:

– ¿Recuerda que el mes pasado le dimos 100 dólares
más y usted no dijo nada?

– Sí, claro -contestó Juan con seguridad-, es
que uno perdona un error, pero dos ya son demasiados.

¿reconoces tus errores? ¿Eres igual
de exigente contigo mismo que con los demás? ¿Te consideran
justo tus cercanos? ¿Cómo afectan tus errores a los que
te rodean? ¿Cómo influyes la calidad de tus relaciones
cuando no aceptas y asumes tus propias fallas?

@Carlos Davis

pagar con la misma moneda
pagar con la misma moneda